La ciudad de Guadalajara es famosa por ser la cuna del birote salado, ese pan que deleita el paladar con las riquísimas tortas ahogadas y exquisitos lonches (llamadas tortas en cualquier otro lugar) con los que se prepara.
El birote salado es exclusivo de la Perla Tapatía y no lo elaboran de esta forma tan especial en ningún otro lugar de la República Mexicana, ya que las condiciones climáticas de “Guanatos” permiten que la masa tenga el punto exacto para ser preparado así.
Pero en realidad, el origen del birote proviene nada más y nada menos que de Francia, y fue traído a México por un cocinero del emperador Maximiliano cuando ingresó a nuestro país. Más adelante, la receta llegó hasta Guadalajara, donde comenzó a prepararse y se hizo muy popular, y fue debido a esto que se perfeccionó su producción hasta llegar a donde lo conocemos actualmente.
Pero ¿y el nombre cómo se le dio?
Hoy en día, conocemos dos versiones de como llegó este popular (y para algunos chistoso) nombre de “birote” a este tipo de pan, comenzando con la primera, que nos dice que proviene del apellido Birrott, de una familia francesa que producía este pan desde su hogar en la actual avenida Vallarta, y quienes lo hicieron popular fueron los clientes que decían “vamos con los barrotes”.
Otra de las versiones señala que el cocinero belga Camille Pirotte llegó a la ciudad de Guadalajara con las tropas de Maximiliano, y su labor fue enseñar el oficio de la elaboración del pan a los nativos tapatíos.
Pirotte reinventó la creación de este pan bajo las condiciones climáticas de la Perla Tapatía, y después de su exhibición pública, lo regalaba a los habitantes, quienes decían “Vamos al pan con Birote” al no poder pronunciar el apellido del panadero belga.
Lo importante es que hoy en día se siguen elaborando esas deliciosas tortas ahogadas con este famoso pan salado inigualable, listo para alivianar tu hambre al medio día o para esa cruda mortal que te acecha después de una noche de fiesta.
